4.11.2006

Si estas manos pudieran hablar...



Mi abuela, Mary Doyle, recuerda tantas cosas: datos, cumpleaños, aniversarios, etc. Recibo una carta el 15 (nací este día en diciembre) de cada mes para saludarme y decirme que ella me ama. Me parece que mi abuelita no olvida nada…o al menos nada importante como las fechas de nacimiento.



Sobre todo sus elementos me encantan las manos. Tienen sus propios cuentos desde la cazuela de pollo que ella preparaba como una diosa hasta unas miles de camisas planchadas.

Una dama que no manejaba jamás, hacía demasiado.



Se ven unas venas, muchas arrugas, un anillo de oro, y unas uñas perfectas.

Pero si estas manos hablaran, nos contarían de las cenas ricas que habían cocinado, de los modelos que habían cosido, o de los rosarios que habían tomado en el medio de una oración. Y el único anillo nos dirían de los años felices con mi abuelo, Kit, de quien viene mi nombre…pero como el nieto, yo siempre le llamaba Pupa.

Tengo suerte que mi abuela puede seguir narrando nuestra historia…cuando yo sigo viendo las manos.